A falta de cambio, boleto electrónico
Si tiene una moneda en su billetera, atesórela como si se tratara de un bien preciado. Ésa parece ser una consigna con la que los habitantes de la ciudad de Buenos Aires se han acostumbrado a convivir, ante la crónica escasez del llamado «cambio chico» en Argentina.
Para aliviar la situación, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció este miércoles un sistema de boleto electrónico para el transporte público.
Es que los autobuses, trenes y metros de esta ciudad, que concentra al 37% de la población activa del país, son terreno de batalla por las preciadas monedas.
Aquí, los pasajeros sólo pueden abonar su boleto en metálico en máquinas instaladas a bordo de los buses, o comprarlos en oficinas de expendio que, como ellos, pocas veces tiene cambio para entregar.
Según Fernández, se destinarán US$57 millones para la puesta en marcha del proyecto del boleto integrado, que entrará en funcionamiento en 90 días y se podrá usar en toda la red de transporte metropolitana.
Buenos Aires sigue así los pasos de otras grandes ciudades del mundo -como Londres, Tokio o Curitiba, en el estado brasileño de Paraná-, que cuentan con un sistema de pago unificado para el transporte de pasajeros.